El FMI redujo a la mitad su proyección de crecimiento de la economía argentina para 2020, lo que deja entrever que el organismo internacional espera que la recuperación sea más lenta de lo esperado por el Gobierno. Mientras el adelanto de Presupuesto del año próximo que el Poder Ejecutivo envió al Congreso la semana pasada estimó una variación del PBI de 3,5%, el Fondo la ubicó en 1,1%.

El Fondo Monetario publicó esta tarde el reporte que elaboró el staff técnico que visitó Buenos Aires en mayo. El informe fue aprobado el viernes pasado por el directorio del organismo, que liberó un nuevo desembolso de u$s5400 millones hacia el Tesoro.

El documento incluye, además de ese cambio en la estimación de crecimiento, advertencias sobre las necesidades de financiamiento de los próximos meses, un reconocimiento a las metas alcanzadas por el Gobierno en términos fiscales y de política monetaria. Por otra parte, volvió a pedir una reforma impositiva integral que elimine determinados tributos, que extienda el alcance de Ganancias y que incremente el cobro de IVA.

El equipo técnico que encabeza Roberto Cardarelli consideró que hay dos factores que influyeron en el recorte de la previsión de crecimiento para 2020. El primero fue que los índices de inflación, a pesar de mostrar caídas en los últimos meses, «fueron más altos de lo esperado». Y por otro lado, el ritmo de recuperación económica «va a ser más lento», respecto a lo que estimaba el FMI anteriormente.

La tasa de crecimiento esperada, entonces, pasó de ser de 2,2% para el año próximo a 1,1%. De esta forma, la proyección del Fondo es mucho menor a la que puso de manifiesto el Poder Ejecutivo en su adelanto del proyecto presupuestario, en el que calculó una mejora del PBI de 3,5%.

El reporte detalló que las perspectivas de mejora en la actividad se redujeron este año por un repunte «débil» en el consumo y en las importaciones y por un crecimiento menor para Brasil, que es el principal socio económico del país. «La recuperación de la producción agrícula y una reconstrucción gradual del salario real debería ayudar a retornar a un camino de crecimiento en el segundo trimestre del año», explicó el FMI.

Sin embargo, advirtió que como la inflación «es más persistente» que lo previsto, «las tasas de interés necesitarán permanecer altas por más tiempo, lo que afectará el consumo y las importaciones». Los técnicos también ajustaron la suba de precios que proyectan para 2020: pasó de ser 21,2% a lo largo de todo el año a 32,1%.

El Fondo Monetario reconoció que el programa firmado con la Argentina «enfrenta riesgos significativos». El más considerable, afirma, es un cambio en «las preferencias» de los inversores que provoque ventas de activos nacionales y en un aumento de la dolarización que «dispare una presión devaluatoria que impacten en la inflación, en una suba del ratio de deuda/PBI y en pérdidas de reservas internacionales», explicó.

Esta situación, especulan los técnicos del staff, podría estar combinada además con «una reticencia (de los inversores) de renovar deudas en pesos y dólares, lo que podría crear una «brecha presupuestaria a financiar y que eso profundice las preocupaciones sobre la liquidez y la solvencia» en el pago de deuda por parte del Gobierno.

Por último, el FMI mencionó que en un mediano plazo, «la sostenibilidad de la deuda permanece altamente vulnerable a shocks, particularmente a sorpresas negativas respecto al crecimiento económico. Más allá de estos riesgos financieros, es posible que la inflación permanezca atascado en niveles altos o que la recuperación de la actividad se demore. Esto provocaría un empeoramiento de los indicadores sociales, un aumento de la pobreza y una erosión del apoyo público al programa firmado por el Gobierno», mencionó el reporte.

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