Es el Día de la Independencia: el presidente busca movilizar a sus bases en plena caída de popularidad y enfrentado con el poder judicial, mientras que sus rivales toman las calles para alertar por una posible ruptura institucional liderada por el ex militar

Brasil vive este martes, día de su fiesta nacional, una jornada de alta tensión con manifestaciones convocadas por el presidente Jair Bolsonaro, que busca concretar una demostración de fuerza y apoyo masivo de sus bases en plena caída de popularidad, enfrentamiento con el poder judicial y las elecciones presidenciales asomando en el horizonte. Hay también protestas callejeras impulsadas por sectores contarios al mandatario.

En las principales ciudades, sobre todo en Brasilia y San Pablo, se desplegaron importantes dispositivos de seguridad para evitar eventuales desmanes y choques entre los seguidores de uno y otro sector político.

A primera hora de la mañana, los seguidores de Bolsonaro se empezaron a concentrar en Brasilia. Hay tensión porque algunos grupos buscan llegar lo más cerca posible del Congreso y del Tribunal Supremo Federal. Los manifestantes piden “intervención ya”.

A las 10:00 local (13:00 GMT), bolsonaristas atacaron con golpes de puño a distintas personas, que consideraron “infiltradas”. La situación ocurrió con al menos dos jóvenes, quienes fueron empujados, golpeados en la espalda y llamados “petistas”, en clara referencia al Partido de los Trabajadores. Estas dos personas lograron irse del lugar.

Jair Bolsonaro llegó temprano al lugar para encabezar el acto por el Día de la Independencia y, a su vez, acompañar las protestas de sus seguidores.

Sin embargo, según consignó la revista Veja, la principal preocupación es San Pablo dado que a las 14:00 local (17:00 GMT) los dos grupos -los que están a favor y los que están en contra del Gobierno- marcharán al mismo tiempo, aunque separados por tres kilómetros. Se espera que la movilización en esta ciudad sea la más grande del país y Bolsonaro ya anticipó que también estará presente allí.

“Llegó la hora de decir el día 7 que nos volvimos independientes (…) para decir que no aceptamos que alguien en Brasilia quiera imponer su voluntad”, exclamó Bolsonaro durante un discurso la semana pasada.

Era una clara alusión a los jueces de la Corte Suprema y del Tribunal Superior Electoral contra los cuales está en pie de guerra desde hace semanas después de que estos abrieran varias investigaciones contra él y su entorno, entre otras cosas por difundir informaciones falsas.

El viernes, Bolsonaro fue más allá y dijo que las protestas serán un “ultimátum” para los jueces de la máxima corte. El sábado citó la posibilidad de una “ruptura” institucional.

Incidentes del lunes

En la noche del lunes, simpatizantes de Bolsonaro rompieron una barrera policial e irrumpieron en la Explanada de los Ministerios, una avenida que concentra todos los edificios del poder público, entre ellos las sedes del Parlamento y la Corte Suprema, con pedidos de intervención militar, pese a que el tránsito de vehículos fue prohibido.

Entre la multitud, que igualmente vociferaba que iba a “cerrar el Supremo”, se encontraba uno de los hijos del propio mandatario, el diputado federal Eduardo Bolsonaro.

Las autoridades admitieron que hubo una “invasión” pero aseguraron que la seguridad fue reforzada para impedir que los manifestantes pudiesen llegar a la sede de la máxima corte del país e informaron de que han cortado el tránsito nuevamente.

Manifestaciones contra Bolsonaro en Rio de Janeiro

Un grupo importante de personas se concentró a primera hora de este martes para protestar con el mandatario. Uno de ellos es Leandro Lanfredi, de 38 años, quien, en diálogo con Folha, dijo que participar en el acto es una forma de defender los intereses de los trabajadores. Además, considera que existe un riesgo real de “ruptura democrática”.

“La única respuesta a esto la pueden dar las masas en las calles. No serán estas instituciones que fueron parte del juicio político y varios avances autoritarios las que detendrán esto. Será la gente en las calles”, expresó.

En tanto, Roberto Salimeni, de 59 años, dijo que la postura de Bolsonaro representa un revés para las instituciones democráticas. “Además de que no tiene ninguna propuesta para la economía, hay una seria amenaza para la democracia”, expresó en conversación con el medio citado.

La palabra de Jair Bolsonaro

Durante su primer discurso en los actos del 7 de septiembre, Jair Bolsonaro se autodenominó “portavoz del pueblo brasileño” y afirmó que una o dos personas deben “ponerse en fila”; de lo contrario serían “ignoradas de la vida pública”.

El mandatario no dio nombres, sin embargo dirigió sus críticas a los ministros del Tribunal Supremo Federal. La breve declaración se hizo en el Palácio da Alvorada minutos antes de que el presidente acudiera a la ceremonia de izamiento de la bandera.

“Nuestro país no puede seguir siendo rehén de una o dos personas, sin importar dónde se encuentren. Estas una o dos personas se alinean o simplemente serán ignoradas en la vida pública. Seguiré jugando dentro de las cuatro líneas. Pero de ahora en adelante no permitiré que otras personas, una o dos, jueguen fuera de las cuatro líneas. Solo hay una regla de juego, el respeto a nuestra Constitución”, manifestó.

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