Vuelve la incertidumbre financiera a los mercados pese a la millonaria inyección que tuvo el banco que estuvo en boca de todos en los últimos días.

Las acciones de Credit Suisse pierden a media sesión más de un 6 % de su valor desde el inicio de la jornada de este viernes en la Bolsa de Zúrich, y las dudas sobre la estabilidad del banco regresan al mercado de valores suizo, tras los grandes altibajos de las dos jornadas anteriores.

El banco, que perdió un 24 % de su valor en bolsa el miércoles pero recuperó un 19 % el jueves, tras anunciarse que recibiría ayuda financiera por parte del Banco Nacional Suizo (central), abrió la jornada del viernes en positivo pero volvió a las pérdidas a los pocos minutos.

Los inversores siguen atentos a la cotización del banco, uno de los 20 mayores de Europa, después de que su principal accionista, el Banco Nacional Saudí, anunciara que no invertiría más en él (lo que influyó en la caída bursátil de hace dos días) y la banca nacional suiza le prestara ayuda tras ello.

El Banco Nacional Suizo se comprometió en la madrugada del miércoles al jueves a prestar 50.000 millones de francos (50.600 millones de euros) a Credit Suisse.

El Gobierno suizo celebró la pasada jornada una reunión con autoridades del banco central y con la comisión reguladora de valores del país (Finma) para analizar la situación complicada del banco, aunque no hizo declaraciones públicas al respecto (podría hacerlo hoy, tras su reunión regular semanal).

Los partidos de centro y derecha del país se han mostrado optimistas por la situación del banco, alegando que tiene “una crisis de confianza más que de solvencia”, mientras que la izquierda ha pedido “transparencia completa” sobre la operación de ayuda al banco, y que sus responsables rindan cuentas.

Los analistas en la prensa suiza subrayan que pese a la complicada situación del banco, no necesitará una operación de rescate estatal, como la que tuvo que realizarse en 2008 con su principal rival suizo, UBS, por su exposición a la crisis inmobiliaria estadounidense.

Entonces, a raíz de las dificultades financieras, el Gobierno suizo estableció un sistema que le obligaría a ayudar a entidades “demasiado grandes para caer” (“too big to fall” en el argot bursátil).

QUÉ EFECTO SE SENTIRÁ EN AMÉRICA LATINA
En ese marco, un informe de Moody’s Investors Service señaló que la incertidumbre global en el sector bancario y el temor a un efecto contagio en los bancos de Estados Unidos será “limitado para América Latina”. Esto se da debido a que “las instituciones financieras de la región tienen una exposición directa limitada a los bancos afectados en Estados Unidos, una regulación estricta y una amplia liquidez con depósitos estables”.

“La mayoría de los sistemas bancarios de América Latina se concentran en bancos grandes, sólidos y altamente diversificados. En consecuencia, la concentración por segmento hacia una sola industria es relativamente limitada, lo que ayuda a proteger los sistemas bancarios en la región”, menciona Marianna Waltz, Managing Director de Moody’s Investors Service.

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“Además de una estricta regulación de riesgo de mercado en América Latina, los bancos de la región han enfrentado con frecuencia períodos prolongados de altas tasas de interés e inflación, lo que ha ayudado a sus equipos de gestión a construir marcos sólidos para controlar los riesgos de mercado”, agrega.

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