Comenzó el juicio por el homicidio del odontólogo Samuel Prodolliet

El juicio se realizó en Tribunales, pero tuvo su sede virtual en el espacio de Médano ubicado en la calle 24 de la localidad piquense. El inicio del debate empezó a las 8.43.

Dentro del recinto del juzgado se encontraban jueces, fiscales, abogados defensores de los acusados, querella y los dos imputados por la causa Emanuel Alexis Velázquez (trabajador rural, 31 años) y Claudio Ezequiel Lara (albañil, 30).

En el transcurso del proceso fueron llamados a declarar cuatro testigos del caso, entre ellos Marcela Masmas, viuda de Prodolliet; y tres policías. Cada una de las partes relató con detalle lo que sucedió la madrugada del 14 de marzo del 2020.

Tanto fiscalía como los abogados defensores de Velazquez y Lara realizaron preguntas a los declarantes sobre las pruebas exhibidas frente al tribunal.

Las declaraciones de Marcela Masmas

“Ese día estuve reunida con amigas en mi casa hasta las 2.30. Él se quedó cerrando la casa porque venía una tormenta y luego se acostó. De golpe sentí como que alguien hablaba en voz baja y veo a mi esposo forcejeando con una persona de estatura baja. Samuel no los dejaba entrar al dormitorio. Al más bajo (presuntamente Velázquez) lo tenía agarrado del cuello, mientras yo no paraba de gritar. La verdad fue que no atiné a hacer nada”, indicó.

“Después apareció el más alto (supuestamente Lara) –añadió–. Cuando él alto lo atacaba, mi esposo se defendía con el brazo derecho porque al más bajo no lo soltaba. Samuel no quería que entraran a la habitación. En un momento el más alto se fue y, de golpe, mi marido me mira y me pidió que llamara a la policía. ‘Marce, llamá a la policía’, me dijo con la voz baja y quebrada… Para mí, en ese momento, ya estaba herido. Fue justo cuando el alto trajo a mi hija. Creo que él me pidió que llamara a la policía porque vi al alto con mi hija (entonces de 14 años)”.

Más adelante, Masmas señaló que “yo atiné a agarrar mi celular y el alto me lo sacó. Ahí no sé qué pasó, pero lo cierto fue que nos sacaron los dos teléfonos. Yo alancé a agarrar a mi hija, mientras mi esposo seguía forcejeando con los dos. El más alto volvió a irse, entró corriendo, tiró a Samuel y cayó arriba suyo. El más bajo se quedó contra la pared. Con mi hija esperábamos que mi marido se levantara… pero no se levantó más”.

Indicó que “los dos hablaron en voz baja. No entendí qué decían. Yo no paraba de gritar y miraba a Samuel. El alto lo miró, lo saltó y se me vino encima. ‘Dame la plata, la plata’, me dijo. ‘¿Qué plata?’, le respondí. Volvió a saltar a Samuel, habló otra vez con el más bajo, lo miraron nuevamente y regresó hacia mí. Pensé que iba a seguir conmigo… Pero volvieron a mirarlo a Samuel y se fueron”.

“En ese momento –expresó la testigo– no sabíamos dónde estaban y por eso no nos animábamos a salir (de la habitación) con mi hija. Yo empecé a llamar a mi vecino. Mi hija encontró su teléfono y llamó a la policía y a la ambulancia. Yo volví para estar con Samuel… Había mucha sangre. Él me miraba y no podía hablar. En realidad, no habló más”.

Luego, ante preguntas de las fiscalías y las defensas, Masmas indicó que la agresión duró “menos de 10 minutos”, que su marido “encogía la panza porque recibía ataques” con un objeto que, especificó, pudo ser una sevillana.

También aseguró que se llevaron los dos celulares y dinero de su cartera y que actuaron encapuchados, con las caras tapadas “con pañuelos grandes”. Detalló que el más alto vestía ropa deportiva y guantes, según le contó la hija; y el más bajo llevaba puesta una gorra, en la que se halló ADN de los acusados.

– ¿Usted pudo ver quién lo apuñaló?, preguntó el juez Pagano.

– Yo veía movimientos de los brazos. Los dos…

– ¿Los dos?

– Sí, los dos.

El turno de los policías

Finalmente, testificaron tres policías. La cabo María Florencia Angeleri, de la Agencia de Investigación Científica, relató que tomaron huellas de calzado en la obra en construcción, que registraron agua “en las escaleras, casi hasta el lugar del hecho” y que en la medianera secuestraron una mochila “con herramientas y armas blancas, dos cuchillos y dos vainas”.

Los otros dos, el sargento Fernando Espinosa y el oficial José Chap, contaron que llegaron hasta la casa por un llamado del Cecom y los atendió la hija de la víctima en la puerta del garaje. El primero relató que le dijo que “habían entrado a robar” y que “apuñalaron a mi padre”; y el segundo que “mi papá está herido”.

Al finalizar con los testimonios, la fiscal Verónica Campos dio por finalizada esta primera jornada del juicio que continuará mañana a las 8.30.

Por Clara Sánchez, con información del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa – Oficina de Comunicación Institucional

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