El presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado esta madrugada en su residencia por un grupo de personas que entró al lugar y comenzó a disparar. En el ataque también fue herida su esposa Martine Marie Etienne Joseph, quien permanece hospitalizada.

De acuerdo con lo informado por el primer ministro interino saliente, Claude Joseph, en un comunicado, “un grupo de individuos no identificados”, entre ellos “varios que hablaban en inglés y en español”, fueron los responsables de su muerte.

Horas después del magnicidio, el funcionario anunció la entrada en vigencia de un estado de sitio en el país, tras un Consejo de Ministros extraordinario para actualizar las medidas en un momento que él mismo reconoció como “difícil” y en el que confía en poder garantizar la “continuidad” del Estado.

El estado de sitio, que la legislación haitiana plantea en principio para un periodo inicial de 15 días, sitúa a las Fuerzas Armadas como máximas garantes de la seguridad e implica la instauración de tribunales militares. En este sentido, Joseph instó a todas las partes a unirse a esta misma “batalla” para que “gane” la democracia, en un aparente intento por evitar el vacío de poder que podría generarse tras la ausencia de un jefe de Estado y la falta de renovación del Parlamento.

Además, el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe fue cerrado esta mañana después del asesinato y los vuelos, cancelados o desviados a estaciones aéreas en terceros países. Por su parte, la República Dominicana ordenó el “cierre inmediato” de frontera con Haití.

Hoy temprano, en el texto oficial con el que se dio a conocer lo sucedido, Joseph condenó el incidente por “odioso, inhumano y bárbaro” y pidió a la población que conserve la calma. “La situación de seguridad del país está bajo control de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas”, dijo. “Confío en que la democracia y la república vencerán”, aseveró.

Por el momento son pocos los datos oficiales que se conocen sobre el ataque pero las primeras versiones indican que el comando que lo mató estaba “fuertemente armado” y “le disparó con frialdad”, de acuerdo con lo publicado por el diario Gazette, que además indicó que la primera dama fue herida en los brazos.


Asimismo el medio asegura que el cadáver del presidente todavía está en la habitación en la que fue asesinado a la espera de un informe legal.

La muerte de Moïse, de 53 años y quien gobernó por decreto por más de dos años por la ausencia de un parlamento electo, se da en medio de una crisis política y económica, sumada a la de la pandemia de coronavirus, y en medio de un fuerte aumento de la violencia de pandillas en Haití, el país más pobre de América. Días atrás el presidente había hecho referencia a los problemas de seguridad actuales que debía enfrentar y en febrero pasado ya había denunciado que lo querían asesinar.


En una entrevista con el diario El País, había declarado: “Mi mandato empezó el 7 de febrero del 2017 y termina el 7 de febrero del 2022. Entregaré el poder a su propietario que es el pueblo de Haití. Los oligarcas corruptos acostumbrados a controlar a los presidentes, a los ministros, al Parlamento y al Poder Judicial piensan que pueden tomar la presidencia, pero solo hay una camino: elecciones. Y yo no participaré en esas elecciones”.

De todos modos líderes opositores, que desde hace tiempo reclamaban su renuncia por verse envuelto en escándalos de corrupción, lo acusaban de intentar aumentar su poder, por ejemplo al aprobar un decreto que limitaba las competencias de una corte que audita los contratos del gobierno o con otro que creaba una agencia de inteligencia que sólo respondía ante el presidente.

En este marco la semana pasada, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas expresó su “profunda preocupación” por el deterioro de las condiciones políticas, de seguridad y humanitarias en Haití, días después de que 15 personas perdiesen la vida por tiroteos en la capital, Puerto Príncipe.

De hecho durante el mandato de Moïse el descontento y la inestabilidad fueron en aumento en la nación de más de 11 millones de personas. Los problemas económicos, políticos y sociales se agravaron; también subió la inflación, y tanto alimentos como combustibles escasean cada vez más. El 60% de la población gana menos de dos dólares al día, una muestra de que Haití aún no logra recuperarse del terremoto de 2010 y del huracán Matthew de 2016.

Comparte esto: