Se llevó a cabo, en el playón del ferrocarril el acto en conmemoración del 133º aniversario de la desaparición física de Domingo Faustino Sarmiento.

En homenaje a Don Domingo Sarmiento, como cada 11 de septiembre, la Municipalidad de General Pico junto a docentes y referentes de la comunidad educativa, realizó un sencillo acto que celebra su obra en nuestro país. Valorando de esta manera, no solo la obra de Sarmiento, si no también la de todas aquellas mujeres y aquellos hombres, que eligieron esta noble profesión
y la realizan día a día desde sus sueños y con honradez.

Participaron la intendenta municipal, Fernanda Alonso; la diputada nacional Melina Delú, la diputada provincial, Alicia Mayoral; el ministro de Educación de la Provincia de La Pampa, Pablo Maccione; viceintendente, Daniel López; concejales, autoridades del Departamento Ejecutivo Municipal, la delegada Ministerial de Educación Zona Norte, Adriana Cerdá; coordinadoras
Nivel Primario, profesoras Alicia Pastor y Patricia Lobos; docentes jubiladas, docentes en actividad y demás autoridades Militares, Policiales y de Seguridad;

Tras la entonación de las estrofas del Himno Nacional Argentino y del Himno a Sarmiento, se llevó a cabo la colocación de ofrendas florales al pié del monumento al prócer.

En la continuidad del acto y como cierre se dirigió a los presentes, la directora de la Escuela Nº 53 de Metileo, María Belén Gallini.

“Hoy, como cada 11 de septiembre, celebramos el Día del Maestro y la Maestra, en memoria de Domingo Faustino Sarmiento. Muchos son los y las docentes que cimentaron esta profesión y en este sentido, resalta la labor de Juana Manso, que convencida de que la educación era clave, en el proceso de emancipación, se ocupó de promover la escolarización en general y la de la mujer en particular.

Abogó por la educación popular, gratuita, metódica, mixta, científica y abierta a todos los estamentos sociales, además impulsó el movimiento de coeducación como modalidad que parte del reconocimiento de igualdades entre varones y mujeres.

Ella consideraba que las escuelas debían ser lugares alegres, luminosos y limpios, que a los
niños y niñas había que despertarles el interés por aprender a través del buen trato, el ejemplo, el juego y el amor y que ser maestro o maestra, era una de las profesiones más bellas e importantes, para un país.

En este sentido resulta relevante reconocer y destacar el compromiso con que cada colega pampeano, con un claro profesionalismo, lleva adelante la tarea de acompañar, albergar y alojar a las infancias, manteniendo la oportunidad que nos da esta profesión de habitar caminos, trayectorias, recorridos.

Tejer y entretejernos entre lazos y puentes para ofrecer un instante de asombro, de curiosidad,
de construcción conjunta y sobre todo de desandar las distancias, para acercar la escuela a cada familia, de recomponer ese territorio simbólico, que propone aprender a respetar y a respetarse, propiciar este acto de cuidado hacia sí mismo y hacia los demás.

La escuela y los docentes como mediadores, establecemos una instancia en pos de favorecer la
sensibilidad hacia el otro, sin distinción.

Educar no es solo un mero traspaso de conocimientos e información, sino la construcción colectiva
e integral del ser. Es aplicar un poco de magia, sacar vuestra varita y experimentar nuevos trucos. Para que podamos siempre sorprender con la magia de enseñar. Para finalizar, quiero compartir con ustedes una frase de Paulo Freire “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar al mundo”.

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