Un grupo militantes kirchneristas, en su mayoría jóvenes y miembros de algunos gremios, se congregó en la calle Matheu en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner a la espera del fallo de la Corte Suprema de Justicia que ratifica su condena.
Los manifestantes ocupaban la cuadra de Matheu, entre Hipólito Yrigoyen y Adolfo Alsina. A diferencia de la jornada anterior, cuando la militancia había cortado las calles por su propio volumen de convocatoria, este martes agentes de tránsito del gobierno porteño impidieron la circulación por Matheu desde la avenida Rivadavia, a dos cuadras de la sede partidaria.
En el barrio porteño de Balvanera, el corazón de la militancia kirchnerista latía con fuerza. Cientos de organizaciones K se congregaron desde temprano en las inmediaciones de la sede del PJ, en Matheu 130, para expresar su respaldo a Cristina Kirchner. Bombos, pancartas y banderas con consignas como “Fuerza Cristina” y “No al lawfare” tiñeron las calles de fervor militante. “Estamos aquí para defender a nuestra líder y a la democracia”, afirmó un manifestante, mientras se esperaba que la concentración creciera hasta las 16 horas, según reportes de fuentes cercanas a la organización
La movilización, que reunía a agrupaciones peronistas, movimientos sociales y simpatizantes, reflejaba la incertidumbre y la indignación ante la posibilidad de que la Corte ratificara la condena por presuntos actos de corrupción en la Dirección Nacional de Vialidad durante el gobierno de Kirchner. Para los presentes, el fallo no era solo un asunto judicial, sino un intento de proscripción política contra una de las figuras más influyentes de Argentina.
En paralelo, Cristina Kirchner encabezó una reunión de emergencia en la sede del Partido Justicialista, convocando a los principales dirigentes del espacio y a líderes sindicales. Desde temprano, los referentes del peronismo comenzaron a llegar en tandas, mientras afuera la militancia se agolpaba en un clima de creciente tensión. La reunión buscaba coordinar una respuesta unificada ante el inminente fallo de la Corte y trazar estrategias para los posibles escenarios: desde la confirmación de la condena hasta una eventual anulación.
El encuentro, que se desarrollaba a puertas cerradas, evidenciaba la gravedad del momento. Para el kirchnerismo, la decisión judicial no solo afectaba a Cristina, sino que ponía en juego el futuro del proyecto político que lideraba. “Estamos frente a un ataque sistemático contra la democracia y el peronismo”, señaló un dirigente cercano a la expresidenta, anticipando un mensaje contundente tras la reunión.
Una de las voces más resonantes en las últimas horas fue la de Juan Grabois, referente social y político, quien no dudó en calificar el escenario como una “ruptura definitiva del orden constitucional”. En un mensaje publicado en su cuenta de X, Grabois advirtió: “En este momento se está pergeñando la ruptura definitiva del orden constitucional argentino. La detención de la ex Presidenta de la Nación y Presidenta del principal partido de oposición, Cristina Fernández de Kirchner, es un estado de sitio encubierto y el inicio de una virtual dictadura”.
El dirigente llamó a las “fuerzas populares” a movilizarse en defensa del sistema republicano y la “identidad nacional-popular”, convocando a concentrarse en la sede del PJ. “Hay que estar atentos minuto a minuto”, enfatizó, reflejando el clima de incertidumbre que atravesaba al kirchnerismo y sus aliados.
La decisión de la Corte Suprema, que podría conocerse en las próximas horas, abría un abanico de posibilidades. Si se confirmaba la condena a seis años de prisión, Cristina Kirchner enfrentaría no solo la inhabilitación para ejercer cargos públicos, sino también la posibilidad de una detención, dependiendo de los detalles del fallo. Por el contrario, una anulación o revisión de la sentencia podría fortalecer la posición de la expresidenta como líder de la oposición y revitalizar su proyecto político de cara a futuros comicios.
En el ámbito político, el fallo tenía el potencial de agudizar la grieta entre el oficialismo, que celebraba la posibilidad de una condena, y el peronismo, que denunciaba una persecución judicial. Desde la oposición, figuras de Juntos por el Cambio y otros sectores mantuvieron un cauto silencio, conscientes de que cualquier declaración podría alimentar aún más la polarización.