A los 95 años de edad, falleció este sábado el papa emérito Benedicto XVI. Hacia varias semanas que su salud se había deteriorado.

El prelado residía de manera permanente en el monasterio Mater Eclesiae, en los jardines vaticanos, desde el 28 de febrero de 2013 cuando renunció al pontificado argumentando problemas de salud.

El abandono voluntario del trono principal del Obispado de Roma (el primer retiro en 600 años) dio lugar al cónclave de cardenales que el 13 de marzo de ese año eligió como su sucesor al argentino Jorge Mario Bergoglio.

El papa Francisco lo había visitado el miércoles en su vivienda. Tras la reunión, reveló que Benedicto XVI se encontraba muy enfermo y pidió a los feligreses oraciones para acompañarlo en el difícil trance.

Al mismo tiempo, el vocero de la Santa Sede, Matteo Bruni, comunicó de manera oficial que el pastor universal se encontraba lúcido, consciente y estable, pero que su estado de salud era sumamente delicado.

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