A pocos días de asumir formalmente como jefe de Gabinete, Manuel Adorni comenzó a delinear su estilo de trabajo dentro del Gobierno. Con una agenda marcada por reuniones individuales y un diagnóstico rápido del funcionamiento de cada ministerio, el funcionario avanzó en un reordenamiento interno que tendrá su primera expresión colectiva el próximo miércoles 27 de noviembre, cuando encabece un encuentro ampliado en la Casa Rosada.
Adorni dedicó la semana a tomar contacto con los responsables de todas las áreas bajo su órbita. El objetivo: obtener una radiografía precisa del estado de gestión y medir de primera mano el nivel de coordinación entre los equipos. En esa recorrida, identificó diferencias notorias: mientras algunas carteras, como Seguridad —a cargo de Patricia Bullrich—, exhiben un esquema de trabajo más aceitado, otras requieren intervenciones urgentes.
El cierre de esa ronda de mano a mano llegó con el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, quien finalmente continuará en su cargo pese a las versiones que lo ubicaban fuera del Gabinete. Con ese primer mapa trazado, Adorni convocará ahora a todos los ministros a una reunión conjunta, la primera que presidirá desde que dejó su rol de vocero para pasar a comandar la Jefatura de Gabinete.
Desde el entorno del funcionario admiten que uno de los principales problemas detectados son las “fallas de comunicación” entre las nueve carteras. Aunque todavía resta su encuentro con la secretaria de Legal y Técnica, María Ibarzabal Murphy —previsto para la próxima semana—, en Balcarce 50 reconocen que también emergieron pequeñas tensiones internas propias del ritmo acelerado de la gestión. “Está tratando de destrabar temas entre ministerios y de darle seguimiento a la agenda parlamentaria”, explicó a esta agencia un alto integrante del Ejecutivo.
Con fuerte sintonía con Karina Milei, con quien mantiene coordinación permanente, Adorni busca imprimirle un sello propio a la Jefatura de Gabinete. Su llegada se produjo tras la salida de Guillermo Francos, un dirigente valorado por su muñeca política pero cuestionado por su escasa intervención en el vínculo cotidiano entre áreas.
La intención del flamante jefe de Gabinete es mantener estas reuniones cada diez días, en paralelo a las que convoca el presidente Javier Milei. Mientras termina de diseñar la estructura definitiva de su área, proyecta avanzar hacia una planificación integral que permita ordenar prioridades y trazar una hoja de ruta común para los dos años restantes de gestión.
